La Educación Superior como dispositivo para el cuidado,la producción y la defensa de los territorios y los jóvenesde comunidades indígenas. Esbozando caminos para entenderla Unixhidza

Se estima que las áreas en control, propiedad o manejo de los pueblos indígenas,[2] coinciden con las áreas donde se encuentra aproximadamente el 80 % de la biodiversidad del planeta (ONU, 2018); los mapas muestran que las áreas de biodiversidad coinciden con las áreas de diversidad cultural. Esta diversidad ecológica, agroecológica y cultural – que en términos de Boege, constituye zonas de patrimonio biocultural (Boege, 2008)– nos invitan a pensar los territorios de los Pueblos Originarios como sistemas socioecológicos clave para el sistema mundo.

México es un país “megadiverso”, se ubica entre los cinco primeros países que “albergan entre 60 y 70 por ciento de la diversidad biológica conocida del planeta” (Conabio, 2006). Al igual que a nivel mundial, “más de 80% de los ecosistemas en buen estado de conservación, en donde se concentra gran parte de la biodiversidad, pertenece a comunidades rurales e indígenas” (Conabio, 2006).[3]

El término de sistemas socioecológicos (SSE) propuesto por Berkes y Folke (1998) refiere una forma de pensar los ecosistemas y los recursos naturales desde sus relaciones, interacciones y retroalimentaciones, es decir, pensar de manera holística, sistémica e integradora al “ser humano-en-la naturaleza”. Por tanto, se entiende como un sistema complejo y adaptativo en el que distintos componentes culturales, políticos, sociales, económicos, ecológicos, tecnológicos, etcétera están interactuando (Berkes y Folke, 1998). Desde esta perspectiva, se entenderá que los lugares donde están los Pueblos Indígenas son una construcción política, cultural e histórica (Rodman, 1992); que, contrario a los estereotipos de los imaginarios indigenistas, estos nunca han sido espacios aislados, sino que están y han estado históricamente relacionados con los sistemas políticos y económicos regionales, nacionales e internacionales (Massey et al, 1999). Lo anterior nos llevará a mirar los procesos por medio de los cuales estos lugares son construidos e imaginados, percibidos, establecidos, apropiados, vividos y cuestionados (Gupta y Ferguson, 1992: 18; Lefebvre, 1974).

Así, pensar a los territorios Pueblos Indígenas como SSE incorpora en esta reflexión la relación de las comunidades con la naturaleza[4] conjugada con su resistencia frente a un sistema político, cultural y económico cuya expansión busca incorporarlos y transformarlos en fuente de materia prima y mano de obra.[5] Desde esta perspectiva, se plantea también una interrelación entre la pérdida de biodiversidad y el deterioro de las culturas; es decir, la co-destrucción de lo que representa una filosofía de territorios, ecosistemas y prácticas determinadas (Boege, 2008). Por tanto, las relaciones intergeneracionales en la transmisión de los sistemas de conocimiento propios, su participación y reconocimiento juegan un papel esencial en la defensa del territorio.

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